El día 14 de diciembre se presentó en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla el libro Una Escuela de Beneficencia, de Pedro Ruiz Morcillo. La presentación corrió a cargo del prestigioso escritor Antonio Muñoz Molina, quien alabó el perfil humano y comprometido del autor, además de criticar el secuestro de la enseñanza por una pedagogía sectaria y analfabeta. El acto contó con una asistencia masiva de público, a tal punto que la Universidad tuvo que habilitar una pantalla gigante fuera del salón para que pudiera ser seguido por todos los asistentes. Entre ellos, personalidades tan destacadas del mundo de la cultura y de la política como Luis Uruñuela, Francisco Rosell, Fernando Iwasaki, Alejandro Rojas Marcos, Miguel Ángel Arredonda y un interminable etcétera. Para más información: “Cuando el sistema educativo se despertó una mañana después de un caprichoso sueño de la razón, se encontró convertido en un monstruoso insecto”. Así podría dar inicio una narración sobre la enseñanza de hoy; tan dominada por la “secta de los pedagogos” que no puede extrañarnos su sobrevenida condición in secta. Afortunadamente, frente a esta plaga no bíblica pero sí biblicida, hay quienes han decidido resistir. Constituye un auténtico privilegio, y también razón de `pura alegría´, contar con la presencia de dos personalidades admirables tanto por su lucidez como por su compromiso con la enseñanza. Por razones obvias, no es necesario presentar a Antonio Muñoz Molina. Me limitaré a leer un párrafo escrito por él hace ya muchos años: “las leyes educativas de este Régimen, que se revisten de una bochornosa capa progresista, suministrada por el interés o la ceguera de los sindicatos, y la llamativa complicidad de la denominada `Izquierda Unida´, son el atentado más dañino contra el saber y la instrucción pública que se ha perpetrado en España desde el triunfo del franquismo”. En un panorama tan pagado (perdón, plagado) de tontipedagogías y progreñoñerías, no hay mejor tónico para el alma que escuchar palabras tan claras, directas y verdaderas. Por eso, con independencia de la amistad que les une, no es posible imaginar a nadie mejor para presentar este libro. Pues Pedro Ruiz Morcillo ha hecho de la enseñanza una forma de vida y, en coherencia, ha expresado su firme oposición a ese frente comisario que pretende abolir el espacio educativo como hábitat donde se cultivan la inteligencia crítica y la emancipación personal. En nombre de todos los docentes que no han desistido de serlo, les doy a ambos las gracias por insuflarnos ánimo para seguir con la moral alta y alta la moral, actitud sin la cual no es posible o no merece la pena enseñar. Tiene la palabra don Antonio Muñoz Molina.
Palabras de Carlos Rodriguez Estacio